viernes, 22 de noviembre de 2013

Personalmente, Jose (texto perdido en los borradores)

Este post estaba en la carpeta de borradores desde agosto del 2012, lo publico ahora, porque aun tiene la misma validez.
En realidad este es un comentario personal y lo asumo así.
A lo largo de 4 años (en curso) siendo extranjero tácito (me refiero a más allá de sentirse extranjero desde antes o no sentirse a veces, parecerlo o no [depende el día], lo soy por documento) me han preguntado muchas veces por nacionalismos, o por que no doy bola cuando hablan de Chile, me quieren presentar un chileno, me hablan de lo lindo o feo que es, de la Bolocco, los estudiantes, los mineros, Piñera, Pinochet, etc. Si bien nací y me viví gran parte de mi vida en Chile encuentro sumamente absurdo que siempre tenga que cargar las temáticas de un territorio en el que ya no vivo, creo fehacientemente que mi nación es mi cuerpo y mis afectos, no un terreno, un acento u otras minucias, esto no significa que no asuma la culturalidad obviamente adquirida en mi desarrollo, tengo millones de cosas de Chile que no niego (Bueno, algunas las evito o trato de reprimirlas) pero de ahí a estar orgulloso por ser de un país y no de otro, encuentro un peligro enorme, gracias a los orgullos patrios tenemos guerras, xenofobia, chauvinismos estúpidos, etc. Si critico Argentina es porque vivo aquí, así también si hablo bien de ella, y en ninguno de los dos casos estoy menospreciando el otro país.
Basta y hago énfasis, BASTA de pelotudeces nacionalistas, el nacionalismo JAMAS es bueno. Me gustaría saber un ejemplo concreto en donde el alzar un trapo que representa a un país sobre otro haya sido benéfico.
Creo fervientemente (y he aquí un fervor intransigente) en el cosmopolitismo como lo plantea Kwame Appiah o el texto de Borges (que en realidad se lo chorie a Pato Contreras). Una de las razones de crear y mantener el colectivo Huérfanos con Esperanza es en pro de que no existan abanderamientos ni empoderamientos, y he ahí una de las razones por la que intento mantenerlo fuera de los margenes solo teatrales así como que pueda entrar y salir quien quiera y no transformar la idea de orfandad en la búsqueda desesperada de un padre o un grupo tipo orfanato, ser huérfano es saber que se tiene padre (patria) pero asumirse independiente, saber que se tiene compañeros pero asumir que cada uno toma su camino y no existe una sola opción correcta ya que no hay un patrón (Pater).

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